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Cada persona es sagrada, independientemente de su cultura, religión, discapacidad o fragilidad. Cada persona ha sido creada a imagen de Dios; cada una tiene un corazón, una capacidad para amar y ser amada.
Cada persona es sagrada, independientemente de su cultura, religión, discapacidad o fragilidad. Cada persona ha sido creada a imagen de Dios; cada una tiene un corazón, una capacidad para amar y ser amada.