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Toda arquitectura que no exprese serenidad fracasa en su misión espiritual. Así, ha sido un error abandonar el abrigo de los muros por la inclemencia de grandes superficies acristaladas.
Toda arquitectura que no exprese serenidad fracasa en su misión espiritual. Así, ha sido un error abandonar el abrigo de los muros por la inclemencia de grandes superficies acristaladas.