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Pensé en todas las clases de amor del mundo. Se me ocurrieron diez sin siquiera intentarlo. La forma en que los padres quieren a sus hijos, la forma en que quieres a un perrito o a un helado de chocolate o a tu casa o a tu libro favorito o a tu hermana. O a tu tío. Están esos tipos de amor y luego está el otro. El que se cae.