A menudo me pregunto: "¿A quién votaría Jesús?". Entonces me pongo a pensar que no votaría en absoluto; sin embargo, no sería por apatía o desinterés, sino por perfección y luz. Como hacedor de milagros, creo que, por el poder de las enseñanzas de Dios, la perseverancia y la verdad, influiría en un sentido moderno en quien fuera puesto en el cargo para que sirviera mejor a sus semejantes. Uno, como sus escépticos, puede encontrar eso poco práctico. Pero hay un mensaje en que ningún hombre en el poder puede frenar el impulso de la voluntad de Dios, y los milagros de sus enseñanzas serán siempre victoriosos.