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La fábrica del amor lo abarca todo, pero algunos días, ¿parece una fábrica de asfixia, que aprieta demasiado a su objetivo? ¿Y otros días no aprieta lo suficiente? O tal vez sea el aliento de un amor vivo que sabe cuándo proteger, cuándo liberar y cuándo proteger de nuevo. Porque somos el producto de un amor activo -el Padre creador, el Hijo perfeccionador, el Espíritu supervisor-, pero al igual que en una fábrica, negar el proceso es, en última instancia, crear un defecto de uno mismo.