-
Resulta que los hombres que, en última instancia, valoran sin pretensiones la paz, están dispuestos a sacrificar su propia tranquilidad para conseguirla. La pregunta es: "¿Quién, entre fuerzas opuestas, haría tal cosa?". Parece sólo teórico aunque cierto que los hombres que aceptan una norma moral objetiva y no subjetiva son, en un sentido general, más capaces de hacer tales sacrificios en aras de la paz.