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Cuando uno renuncia a la creencia cristiana, se priva a sí mismo del derecho a la moral cristiana. Pues esto último no es en absoluto evidente: hay que dejar claro este punto una y otra vez, a pesar de las superficialidades inglesas.
Cuando uno renuncia a la creencia cristiana, se priva a sí mismo del derecho a la moral cristiana. Pues esto último no es en absoluto evidente: hay que dejar claro este punto una y otra vez, a pesar de las superficialidades inglesas.