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En primer lugar, ¿qué exige la verdad? Exige que nos enfrentemos a los hechos tal como son, que no nos engañemos a nosotros mismos; que nos neguemos a pensar sólo en eslóganes. Si queremos trabajar por el futuro de la ciudad, enfrentémonos a las realidades tal y como son, no como podrían haber sido, ni como desearíamos que fueran.