-
La educación de nuestro pueblo debe ser un proceso permanente mediante el cual sigamos alimentando con nuevo vigor la corriente vital de la Nación a través de decisiones inteligentes y razonadas. No pensemos en la educación sólo en términos de sus costes, sino más bien en términos del infinito potencial de la mente humana que puede realizarse a través de la educación. Pensemos en la educación como el medio para desarrollar nuestras mayores capacidades, porque en cada uno de nosotros hay una esperanza y un sueño privados que, realizados, pueden traducirse en beneficio para todos y en mayor fortaleza para nuestra Nación.