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La mujer es un delicioso instrumento de placer, pero es necesario conocer sus cuerdas temblorosas, estudiar la posición de las mismas, el tímido teclado, la digitación tan cambiante y caprichosa que le corresponde.
La mujer es un delicioso instrumento de placer, pero es necesario conocer sus cuerdas temblorosas, estudiar la posición de las mismas, el tímido teclado, la digitación tan cambiante y caprichosa que le corresponde.