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Por supuesto, no toda la literatura infantil es fantástica, así que no todos los libros fantásticos tienen por qué ser infantiles. Aún es posible, incluso en una época tan ferozmente antirromántica como la nuestra, escribir historias fantásticas para adultos, aunque normalmente será necesario haberse hecho un nombre en algún tipo de literatura más de moda para que alguien las publique.