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La gente que se considera dura y realista, entre ellos influyentes líderes políticos y hombres de negocios, así como buscavidas y buscavidas de menor calibre, tienden a dar por sentado que la naturaleza humana es egoísta y que la vida es una lucha en la que sólo puede sobrevivir el más fuerte. Según esta filosofía, la ley básica por la que debe regirse el hombre, a pesar de su superficial barniz de civilización, es la ley de la selva. Los "más aptos" son los que pueden aportar a la lucha una fuerza superior, una astucia superior y una crueldad superior.