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Con las mujeres, el gran asunto de la vida es el amor; y generalmente se equivocan en él. No consultan ni al corazón ni a la cabeza, sino que se dejan llevar por el humor y la fantasía. Si en lugar de un compañero para toda la vida, tuvieran que elegir un compañero para un baile campestre o para pasar una hora con él, su modo de calcular sería correcto. Atan su verdadero nudo amoroso con prisa ociosa e irreflexiva, mientras que las instituciones de la sociedad lo hacen indisoluble.