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  • Todo hombre que se convierte de corazón y comprensivamente en un canal de la beneficencia divina se enriquece a través de cada legua de su vida. La satisfacción perenne brota a su alrededor y dentro de él con perenne verdor. Flores de gratitud y alegría florecen a lo largo de todo su camino, y el melodioso gorjeo de las bendiciones que lleva es devuelto por las melodiosas olas de la corriente receptora.