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El poeta, descrito en su perfección ideal, pone en actividad toda el alma del hombre, con la subordinación de sus facultades entre sí según su valor y dignidad relativos. Él difunde un tono y un espíritu de unidad, que mezcla, y (por así decirlo) fusiona, cada uno en cada uno, por ese poder sintético y mágico, al que yo me apropiaría exclusivamente el nombre de Imaginación.