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Los pescadores suelen idealizar sus batallas con los peces y olvidarse de que el pez tiene un anzuelo en la boca, el esófago o el vientre, y que su juego es en realidad un estado extremo de pánico en el que corre, salta y tira para escapar hasta morir. Parecería bastante ventajoso para el pescador que el pez tenga el anzuelo en la boca y no el pescador.