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No puedo ver qué flores hay a mis pies, Ni qué suave incienso cuelga de las ramas, Pero, en embalsamada oscuridad, adivino cada dulzura.
No puedo ver qué flores hay a mis pies, Ni qué suave incienso cuelga de las ramas, Pero, en embalsamada oscuridad, adivino cada dulzura.