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La vida continúa, y algunas mañanas, cansado del ruido, desanimado por la perspectiva del interminable trabajo que hay que seguir, asqueado también por la locura del mundo que te salta a la cara desde el periódico, convencido finalmente de que no estaré a la altura y de que decepcionaré a todo el mundo, lo único que quiero es sentarme y esperar a que anochezca. Esto es lo que siento, y a veces cedo a ello.