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A través de la ventana puedo ver grajos sobre el cerezo, gorriones en el lecho de violetas, zarzas y abejorros, y el viejo helecho rojo sigue ardiendo entre las rocas de la colina, demasiado brillante para parecer muerto. Pero la vieja Muerte, que no puede olvidar, Espera su momento y vigila todavía, Espera y vigila junto a la puerta.