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El artista puede aventurar con razón que no transmite ideas, no predica, ni pretende convertir a la gente utilizando técnicas de comunicación de masas... Mejor que repartir todo tipo de sabios consejos, podría mostrar la vida misma; podría despertar fuerzas que yacen dormidas en cada uno, podría lanzar una invitación a crear experiencias directas y personales.