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Cuando enseñamos a un niño a cantar o a tocar la flauta, le enseñamos a escuchar. Cuando le enseñamos a dibujar, le enseñamos a ver. Cuando enseñamos a un niño a bailar, le enseñamos sobre su cuerpo y sobre el espacio, y cuando actúa en un escenario, aprende sobre el carácter y la motivación. Cuando enseñamos a un niño a diseñar, le revelamos la geometría del mundo. Cuando enseñamos a los niños las artes populares y tradicionales y las grandes obras maestras del mundo, les enseñamos a celebrar sus raíces y a encontrar su propio lugar en la historia.