-
Del Obispo de Londres hay que observar que, aunque aparentemente de espíritu algo austero, hay en su idiosincrasia un extraño fondo de entusiasmo, cualidad que nunca debería poseer un Arzobispo de Canterbury o un Primer Ministro de Inglaterra. El Obispo de Londres simpatiza con todo lo que es serio; pero lo que es serio no siempre es verdad; por el contrario, el error es a menudo más serio que la verdad.