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Nunca te consueles creyendo que el terror ha pasado, porque se cierne tan grande y malvado hoy como lo hizo en la despreciable era de Bedlam. Pero debo relatar los horrores tal como los recuerdo, con la esperanza de que alguna fuerza de la humanidad se mueva para aliviar para siempre a las desafortunadas criaturas que todavía están encarceladas en los pabellones traseros de instituciones decadentes.