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El campo de juego de la vida no está nivelado y, para competir en él, se necesita algún tipo de ecualizador. En el viejo Oeste, el ecualizador era la pistola de seis tiros. Permitía a un tipo pequeño reducir a un hombre más grande. El deseo también es un ecualizador, y hoy en día es más recomendable que una pistola de seis tiros.