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Ruego a los dioses que me den algún alivio y pongan fin a este fatigoso trabajo. Llevo un año entero aquí, en esta azotea, el palacio de los hijos de Atreo, descansando sobre mis brazos, como un perro. He llegado a conocer el cielo nocturno, cada estrella, los poderes que vemos brillar en el cielo, trayéndonos a todos el invierno y el verano, mientras las constelaciones se elevan y se hunden.