Una de las grandes debilidades de la mente progresista, a diferencia de la religiosa, es que no tiene conciencia de la verdad como tal; sólo de la verdad en términos de conveniencia ilustrada. El contraste queda bien ejemplificado en dos contemporáneas exactas: Simone Weil y Simone de Beauvoir; ambas muy inteligentes y seriamente dispuestas. En todos los temibles dilemas morales de nuestro tiempo, Simone Weil nunca se desvió, mientras que Simone de Beauvoir, con la mejor de las intenciones, se ha alineado con los apologistas de algunas de las barbaridades y falsedades más monstruosas de la historia.