-
Un hombre inteligente dijo que el mundo sentía a Napoleón como un peso, y que cuando muriera daría un gran oof de alivio. Lo mismo puede decirse de Byron, o de Byrons de su época como Kipling y Hemingway: al cabo de una o dos generaciones, el mundo se cansa de ser su pedestal, se lo quita de encima con un "uf", y entonces -alzando sobre su espalda a una nueva figura mundial- siente la penetrante satisfacción de haber cometido un error propio.