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Nunca se me había ocurrido antes, pero así es realmente: todos nosotros en la tierra caminamos constantemente sobre un hirviente y escarlata mar de llamas, oculto abajo, en el vientre de la tierra. Nunca pensamos en ello. Pero, ¿y si la fina corteza bajo nuestros pies se convirtiera en cristal y de repente viéramos?