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La naturaleza no hace nada en vano, y no es pródiga en el uso de los medios para alcanzar sus objetivos. El hecho de que haya dado al hombre la razón y la libertad de la voluntad que depende de ella es una clara indicación de su propósito. En consecuencia, el hombre no debe guiarse por el instinto, no debe ser educado e instruido con conocimientos preestablecidos, sino que debe sacar todo de sus propios recursos.