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Con demasiada frecuencia, conseguimos atención y simpatía siendo víctimas. Si nos gusta que alguien sea nuestro villano, nos tiene que encantar ser la víctima. Tenemos que desprendernos de los dos personajes de la historia.
Con demasiada frecuencia, conseguimos atención y simpatía siendo víctimas. Si nos gusta que alguien sea nuestro villano, nos tiene que encantar ser la víctima. Tenemos que desprendernos de los dos personajes de la historia.