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La suerte se acuesta en la cama y desea que el cartero le traiga noticias de un legado; el trabajo sale a las seis y, con la pluma ocupada o el martillo sonando, sienta las bases de una competencia.
La suerte se acuesta en la cama y desea que el cartero le traiga noticias de un legado; el trabajo sale a las seis y, con la pluma ocupada o el martillo sonando, sienta las bases de una competencia.