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  • Gracias al método científico, la mayoría de los habitantes de los países "desarrollados" tienen una visión ligeramente deísta. Suponemos que cosas como el clima y las enfermedades funcionan según leyes naturales fijas. De vez en cuando, sin embargo, los problemas nos afectan tan directamente que vamos más allá de esa postura ligeramente deísta y pedimos a Dios que intervenga. Cuando una sequía se prolonga demasiado, pedimos que llueva. Cuando a una joven madre le diagnostican un cáncer de cuello de útero, pedimos oraciones por su curación. Suplicamos a Dios como si tratáramos de convencerle de que haga algo que, de otro modo, Dios no querría hacer.