Autores:
  • Recuerdo que me senté en mi habitación a pensar en qué había salido mal y cómo había acabado perdiendo el control de todo, y me di cuenta de que no me había hecho ni una sola pregunta: ¿Y después qué? Esa fue mi lección más importante. Aprendí a pensar en las consecuencias antes de la acción y eso me salva, a día de hoy, de muchos problemas. Si te la juegas, empezarás a tomar mejores decisiones.

    Fuente: www.huffingtonpost.com