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Hay cristianos que piensan y hablan demasiado sobre el poder de Satanás. Piensan en su adversario, oran acerca de él, hablan de él, y se cierne cada vez más grande en su imaginación. Es verdad que Satanás es un ser poderoso; pero, gracias a Dios, tenemos un Salvador poderoso, que echó del cielo al maligno. Satanás se complace cuando magnificamos su poder. ¿Por qué no hablar de Jesús? ¿Por qué no magnificar su poder y su amor?