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Porque la naturaleza humana está hecha de tal manera que sólo lo que es inusual e infrecuente suscita asombro o se considera de valor. No nos asombramos de la salida y la puesta del sol, que vemos todos los días; y, sin embargo, no hay nada en el universo más bello o digno de asombro. Sin embargo, cuando se produce un eclipse de sol, todo el mundo se asombra, porque ocurre raramente.