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La mente que está demasiado dispuesta al desprecio y a la reprobación es, puedo decir, como un puño cerrado que puede dar golpes, pero se cierra para recibir y sostener lo que es precioso.
La mente que está demasiado dispuesta al desprecio y a la reprobación es, puedo decir, como un puño cerrado que puede dar golpes, pero se cierra para recibir y sostener lo que es precioso.