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  • Podemos comprender que los Padres de la Iglesia de Oriente quisieran que el Apocalipsis quedara fuera del Nuevo Testamento. Pero, al igual que Judas entre los discípulos, era inevitable que se incluyera. El Apocalipsis es el pie de barro de la gran imagen cristiana. Y abajo se estrella la imagen, en la debilidad de estos mismos pies. Está Jesús, pero también está Juan el Divino. Hay amor cristiano, y hay envidia cristiana. El primero "salvaría" al mundo; la segunda nunca estará satisfecha hasta que haya destruido el mundo. Son dos caras de la misma medalla.

    D.H. Lawrence (1974). “Apocalypse”