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Siempre se oye hablar de las historias de éxito de la moda. Cómo una estrella perdió un pendiente una noche y, a la mañana siguiente, todo el país llevaba uno. O cómo los jerséis volvieron a aparecer en una farmacia, o cómo una Primera Dama influyó en nuestra forma de vestir durante su reinado. ¿Pero qué hay de los perdedores? ¿Las modas que llegaron y se fueron el mismo día? Las esperanzas y los sueños de los diseñadores que se hicieron añicos con el sonido de cincuenta millones de mujeres... muriéndose de risa.