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Los libros agradables, que silenciosamente entre nuestros tesoros domésticos ocupan lugares familiares, ¡Y son para nosotros como si una lengua viva hablara de las hojas impresas o de los rostros ilustrados!
Los libros agradables, que silenciosamente entre nuestros tesoros domésticos ocupan lugares familiares, ¡Y son para nosotros como si una lengua viva hablara de las hojas impresas o de los rostros ilustrados!