-
En mi trabajo, uno se acostumbra a las críticas. Claro que sí, porque hay mucha gente que intenta hundirte, pero yo siempre me animo muchísimo si una es especialmente hiriente, porque pienso bien, si le atacan a uno personalmente, significa que no le queda ni un solo argumento político. Por eso mi padre siempre me enseñó: nunca te preocupes por nadie que te ataque personalmente; significa que sus argumentos no tienen peso y lo saben.