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Las diferencias en las opiniones políticas son tan inevitables como, hasta cierto punto, pueden ser necesarias; pero es muy de lamentar que los temas no puedan ser discutidos con temperamento por un lado, o las decisiones sometidas sin que los motivos, que condujeron a ellas, estén implicados indebidamente por el otro; Y este pesar raya en el disgusto cuando vemos que hombres de capacidad, patriotas celosos, que tienen los mismos objetivos generales en vista, y las mismas intenciones rectas para perseguirlos, no ejercen más caridad al decidir sobre las opiniones y acciones de unos y otros.