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  • ¡Ay! ¿Qué botas con incesante cuidado Cuidar el oficio del pastor despreciado, Y meditar estrictamente la musa ingrata; ¿No era mejor hacer lo que otros usan, Divertirse con Amaryllis en la sombra, O con los enredos del cabello de Neaera? La fama es el acicate que el espíritu claro levanta (Esa última enfermedad de la mente noble) Para despreciar los placeres, y vivir días laboriosos; Pero la justa recompensa cuando esperamos encontrar, Y pensamos estallar en un súbito resplandor, Viene la furia ciega con las aborrecidas tijeras, Y corta la delgada vida hilada.

    'Lycidas' (1638) l. 64