-
La identificación con la suerte común, que es la idea esencial de la democracia, se convierte en la fuente y la expresión de la ética social. Es como si tuviéramos sed de beber en los grandes pozos de la experiencia humana, porque sabemos que una bebida más suave o menos potente no nos llevaría hasta el final del viaje, avanzando como debemos en el calor y la agitación de la multitud.