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Yo digo: libérate hasta donde puedas, y habrás hecho tu parte; porque no a todos les es dado romper todos los límites, o, más expresivamente, no a todos es límite lo que es límite para los demás. Por consiguiente, no te canses de esforzarte en derribar los límites de los demás; basta con que derribes los tuyos. Quien derriba uno de sus límites puede haber mostrado a los demás el camino y los medios; el derribo de sus límites sigue siendo asunto suyo.