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Ayer obedecíamos a los reyes e inclinábamos la cerviz ante los emperadores. Pero hoy sólo nos arrodillamos ante la verdad, sólo seguimos la belleza y sólo obedecemos al amor.
Ayer obedecíamos a los reyes e inclinábamos la cerviz ante los emperadores. Pero hoy sólo nos arrodillamos ante la verdad, sólo seguimos la belleza y sólo obedecemos al amor.