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Si no volviera a ver una pelea a puñetazos, una persecución en coche o un ataque de un Doberman, no tendría ningún sentimiento de pérdida. Y lo mismo vale para los rottweiler.
Si no volviera a ver una pelea a puñetazos, una persecución en coche o un ataque de un Doberman, no tendría ningún sentimiento de pérdida. Y lo mismo vale para los rottweiler.