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Siento la más alta veneración por esos Caballeros, pero, Señor, permítame preguntarle, ¿qué derecho tenían a decir Nosotros, el Pueblo? Mi curiosidad política, exclusiva de mi ansiosa preocupación por el bienestar público, me lleva a preguntar quién los autorizó a hablar el lenguaje de Nosotros, el Pueblo, en lugar de Nosotros, los Estados. Los Estados son las características y el alma de la confederación. Si los Estados no son los agentes de este pacto, debe ser un gran Gobierno Nacional consolidado del pueblo de todos los Estados.