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Tiemblo por nuestro mundo, en el que, en lo más mínimo, nos resulta imposible, como decía Marshall Hodgson, encontrar espacio para el otro en nuestras mentes. Si no podemos dar cabida a un punto de vista en un amigo sin recurrir a la falta de amabilidad, ¿cómo podemos esperar sanar los terribles problemas de nuestro planeta? Ya no creo que ningún principio u opinión valga nada si te hace antipático o intolerante.