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  • Cuando leo los epitafios de los bellos, todo deseo desordenado se apaga; cuando me encuentro con el dolor de los padres sobre una lápida, mi corazón se derrite de compasión; cuando veo la tumba de los propios padres, considero la vanidad de afligirnos por aquellos a quienes debemos seguir rápidamente: cuando veo reyes yaciendo junto a los que los depusieron, cuando considero a los ingenios rivales colocados uno al lado del otro, o a los santos varones que dividieron al mundo con sus contiendas y disputas, reflexiono con pena y asombro sobre las pequeñas competiciones, facciones y debates de la humanidad.

    Joseph Addison, Sir Richard Steele (1853). “The Spectator: With a Biographical and Critical Preface, and Explanatory Notes ...”, p.83