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El cristiano no necesita ninguna ley para salvarse, ya que por la fe es libre de toda ley. Así, todos los actos del cristiano se realizan espontáneamente, por puro sentido de libertad.
El cristiano no necesita ninguna ley para salvarse, ya que por la fe es libre de toda ley. Así, todos los actos del cristiano se realizan espontáneamente, por puro sentido de libertad.